Primavera y abril - Van Essa



Ansiaba que llegara este momento. Desde ese día, cuando llegué a mi habitación y, desplomándome en la cama, no quería saber nada de la vida. 

No entendía por qué lloraba tanto y esperaba que alguien llegara y me explicara por qué me costaba levantarme de la cama y si eso tendría remedio pronto. Odiaba a todos. Los días eran insoportables y mi enojo crecía cada vez más. 

La universidad era suplicio. Toleraba a mis compañeros sin que ellos tuvieran una sola idea de lo que me sucedía, porque no lo mencionaba. Y me enfoqué tanto en mi carrera que no supe cuánto tiempo había pasado. Sin salir de la biblioteca, sin parar de escribir ensayos, iba de un lugar a otro, en las prácticas, en los cursos de inglés, era imparable, con el fin de que esos obsesivos pensamientos no vinieran de nuevo. 

Trataba de evitar algo, algo que dolía mucho recordar, que no parecía desaparecer de mis recuerdos y cuando alguien mencionaba la palabra amor, o simplemente expresaba sus anécdotas amorosas, había algo en mí que no podía controlar y mis lágrimas corrían inesperadamente. No me dejaban recordar lo que había perdido. 

Cada abril, cuando la primavera estaba en su máximo esplendor, me acordaba, me acordaba de todo. La razón por la que no quería levantarme en las mañanas, ni probar un solo bocado en la comida. y por qué todos me preguntaban qué me estaba sucediendo, como si yo lo supiera.

Como si la vida me arrebatara lo que me dio con tanto amor. Porque lo tenía todo, lo que nunca había sentido estaba ahí en mis manos. Y ardía, ardía intensamente y era feliz. Pero sin avisar, un día, de pronto, me quitó todo. No tuve tiempo de analizar lo que había sucedido. Sólo sé que desde ese día, la manera en que vi la vida, cambió rotundamente.

Odié, desde entonces primavera y verano. A mi parecer, la peor época del año, porque me acordaba, me acordaba de todo. Y hacía mil cosas. Cuando me di cuenta, me estaba graduando y había logrado tantas cosas, pero que no pude disfrutar. 

Estaba bien, y era verdad. Porque ya no lloraba con la misma frecuencia que antes. Y entendí que nunca iba a olvidar aquello que tanto me dolía. Y empecé a recordar con amor. Ahora podía hablar de ello, sin llorar. 

Después de todo, ansiaba que llegara este momento. Porque ahora, ya no odio la primavera ni lloro cuando llega abril. 


                                                                                                                        - Van Essa

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